Citas

He aquí algunos comentarios sobre la obra de Upegui Benítez:





Fernando González publica en la prensa de marzo de 1942:

Al señor don A. Upegui Benítez. –Medellín.
Recibí el libro de poesías de Barba Jacob que usted preparó y que editó la “Editorial Temas”.
El estudio suyo que precede a las poesías es obra muy inteligente, artística y muy bien escrita. Reciba mis felicitaciones.
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La “Editorial Temas” y usted han hecho bien a Colombia y a todos. Perderán dinero y serán ofendidos, pero nosotros, los maestros de escuela, nacimos para enseñar alias padecer.
Reciba mis agradecimientos.
Fernando González.











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 Manuel MOSQUERA GARCÉS escribe:
Upegui Benítez [] es digno de todo aplauso, satisface en gran manera la obligación que tienen los hombres de letras de difundir y encarecer el esfuerzo intelectual.











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En un artículo el periódico El Sol (1950) habla de Alberto Upegui Benítez como uno de “los primeros y más distinguidos colaboradores y tiene aún fresca la huella de su profunda inteligencia y de su extraordinaria y desconcertante imaginación”. A través de su contribución literaria, sigue el editorialista del El Sol,“los lectores del país han podido apreciar los fulgores de una prosa manejada con facilidad y aguda penetración”.


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Alberto Upegui Benítez sigue vivo


Óscar Hernández M. | Medellín | Publicado el 7 de diciembre de 2010 en El Colombiano

Todo ha sido como una repentina resurrección. De pronto apareció por arte de magia en manos de su hija Lía un necesario y hermoso libro con el título de Los anteojos y el lápiz, que nos pone frente a frente con el amigo de tantos años y el escritor para muchos más de los que algunos creen. Hace tiempo se fue Alberto de este planeta bello y loco pero dejó su alma en unos papeles amarillentos que su hija convirtió en libro sustancial para la cultura nacional. Y como regalo adicional para presentar la obra en la Biblioteca Pública Piloto tuvimos la siempre grata presencia de Otto Morales Benítez, que asistió a la nueva vida de Alberto.

Fue una fiesta esta presentación a la cual asistió otro hombre de impares valores en las letras, en la hidalguía y en el servicio al país: Evelio Ramírez, bien conocido por todos los antioqueños que le tenemos en el más elevado de los conceptos. Repito lo de libro necesario porque Alberto es un escritor de grandes dotes, de severas investigaciones y de un estilo fluido, inteligente y armonioso. No hay nada para destacar en Los anteojos y el lápiz . El volumen, todo él, es un compendio de lo que podríamos llamar alfaliteratura, de comunicación fácil pero profunda, como debe ser el arte o el oficio de escribir y de pensar. Y claro que no olvido las gracias por haber sido invitado a esa convocatoria de un espíritu que estuvo con nosotros en la misma mesa donde tuvimos el honor de presentar su libro.





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El intelectual Alberto Upegui Benítez 
Evelio Ramírez Martínez
| Medellín | Publicado el 9 de diciembre de 2010 en El Mundo





Alberto fue un destacado periodista que no solo ejerciera esta noble profesión aquí en su patria, sino en algunos países centroamericanos como, Costa Rica, Guatemala y México, sitios donde tuvo oportunidad de relacionarse con importantes hombres de letras, tales como el escritor guatemalteco Rafael Arévalo Martínez, autor del cuento “El hombre que parecía un caballo”, texto donde describe la personalidad de Barba Jacob a quien llamara “el señor de Aretal” (...)

Seguramente, la admiración que siempre sintiera Upegui Benítez por el poeta antioqueño, lo llevara a colocar en el texto como primer ensayo, aquel que lleva por título “Porfirio Barba Jacob, Angel y Demonio”. En el mismo el autor describe con propiedad la personalidad del bardo cuando anota, en primer término: “De la charla con don Julián Marchena surgió a mi vista - mitad demonio y mitad angel - la angustiada figura del genial poeta colombiano, apareció un Barba Jacob sereno”. Seguramente esta serenidad y tranquilidad espiritual bien aparece en algunos de sus poemas, tales como “La esperada”, cuya primera estrofa dice: “Va llegando serena, dulcemente/ como un augurio de bondad cercana/ bajo el lírico incendio del poniente/ y con excelsa beatitud, La hermana”, y agrega el autor: “Sorprendí también al Barba Jacob dionisíaco, de las saturnales y los pecados inconfesables, de las drogas heroicas y el llanto tenebroso en la noche de los amargos remordimientos. El rebelde, que no se sometió a ninguna disciplina, que rechazó las oportunidades de triunfo y jamás obedeció a otro patrón distinto a su capricho”. Esta opinión de Upegui Benítez, bien la corrobora un poema como “Balada de la loca alegría”, cuya primera estrofa reza: “Mi vaso lleno, el vino del Anáhuac/ mi esfuerzo vano-estéril mi pasión/ soy un perdido- soy un marihuano/ a beber- a danzar al son de mi canción”.

Otro ensayo maravilloso incluido en el texto que ahora sale a la luz pública es “La fidelidad al medio: González, Gómez y Gómez”, donde analiza la obra de tres grandes de Antioquia: uno filósofo, Fernando González, otro cuentista, Don Efe Gómez, y un pintor muralista como fuera el maestro Pedronel Gómez.

Sobre el maestro Fernando González, mucho se ha dicho; pero, indudablemente, el análisis de su personalidad y su obra realizado por Alberto, es riguroso y objetivo. Así cuando en uno de los párrafos anota: “Los mejores ingenios peninsulares dedicaron estudios a “Viaje a Pie” a “El Hermafrodita Dormido” a “Pensamiento de un Viejo”, etc. Unamuno estampó conceptos de sorpresa y admiración. Por su parte Benavente dijo: “Fernando González nos muestra de lo que es capaz un criollo de Suramérica”.

En uno de los párrafos del ensayo comentado, al describir a Don Efe, se expresa así Upegui Benítez: “Don Efe conoció, como medio, la idiosincrasia colombiana. Entendió, pintó, estudió a sus mineros, sus campesinos, sus mulatos, sus hombres de ciudad, con brochazos magistrales, con aliento de creación y vida tan intenso, que viven en las páginas inmortales sus tragedias, sus amores, sus grandes angustias o su aburrimiento y fastidio de lo cotidiano”.

Al hablar de Pedronel, anota Alberto: “La mayoría de nuestros pintores vuelven de las academias extranjeras a imitar los alegres colores y los suaves paisajes italianos o franceses, bajo una luz encantada de primavera europea. Se pegan a la técnica y los modales estéticos de sus profesores. A veces consideran que llegan a la cúspide de su expresión artística cuando su obra es trasunto de cualquier maestro extranjero y cuando podrían confundir a los estudiosos por las marcadas analogías”; y agrega adelante: “El paisaje americano es muy distinto y Pedronel lo sabe. El hombre también es diferente y las dulces caderas que dibujó el Tiziano y los idílicos ángeles “rafaélicos” poco tienen que ver con estas anatomías primitivas y arcaicas, en donde la materia apenas ensaya o busca, a través de la carne, la forma definitiva”.

En términos generales Alberto vuelve por los fueros del realismo que debe expresarse en los pueblos de América, no solo a través de su literatura sino también de la pintura y la escultura y, en general, las artes plásticas.
(...)


http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idedicion=1951&idcuerpo=1&dscuerpo=Secci%F3n%20A&idseccion=3&dsseccion=Opini%F3n&idnoticia=167113&imagen=051021081038evelioramirezmartinez.jpg&vl=1&r=opinion.php




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Escribía A. Upegui Benítez sobre los intelectuales de impostura y su influjo :










Afortunadamente la juventud empieza a reaccionar y a revaluar valores antañosos. Ya en la esfera intelectual no encuadra muy concienzudamente la “guerra de nervios”, la bombomanía, el rastrear serviles las huellas por donde caminan los semejantes […] 
Esto es halagüeño. Los hombres de la nueva etapa vital que hace eclosión, habremos de vivir en constante sopesamiento, en la tarea de sojuzgar y justipreciar incansablemente las consideraciones que se nos otorguen, bien que estén aprestigiadas por una firma famosa o que, aparentemente, revistan todas las trazas de la sinceridad intelectual.*
    *  Fragmento del artículo Falsos Pensadores Hispánicos publicado en Páginas del Suplemento Generación 1939-1942, editado por El Colombiano y La Bibliotec Pública Piloto en 1991.